Como muchos otros descubrimientos en la historia de la ciencia, las resinas de poliuretano se descubrieron casi por azar. El doctor Otto Bayer investigaba acerca de las recién descubiertas fibras sintéticas a finales de los treinta. Su pretensión era hallar un material cercano al nylon. Sin embargo, en sus experimentos, las esperadas fibras no aparecían y en su lugar se creaba una espuma porosa que se debía a la formación de dióxido de carbono. Había nacido la resina de poliuretano.
Las aplicaciones del poliuretano
Tras la invención y patente del nuevo material, quedaba resolver un paso fundamental para darle utilidad. ¿En qué aplicaciones podía emplearse la nueva espuma? Los campos podían ser inabarcables: industria aeronáutica y naval, construcción de edificios, material para juguetes, mobiliario, calzado, etc. Las industrias de diferentes sectores podían revolucionar sus sistemas de fabricación gracias a un material tan adaptable.
En la década de los cincuenta, se produce una evolución gracias a la aparición de nuevos elementos como el poliéster, que mejoran su composición. Se crean variaciones de la sustancia plástica como el poliuretano termoplástico, empleado en usos de pintura de alto rendimiento industrial. Estos avances posibilitan nuevos mercados que no dejan de expandirse.
Durante los años sesenta y setenta, la resina de poliuretano se convierte en un material imprescindible en la vida diaria. Cualquier ciudadano encuentra este material en su automóvil, hogar, en el sector de la alimentación, pasando por el sector textil o el de la salud.
El futuro del poliuretano
Los avances del nuevo milenio han dado a luz una serie de nuevos materiales de muy poco peso, combinados con una elevada rigidez. Su aplicación es muy útil en sectores como la sanidad o la seguridad automovilística.
La problemática medioambiental también ha hecho que la industria fabricante de la resina de poliuretano se plantee nuevos retos, apostando por una fabricación ecológica con materiales reciclables y respetuosos con la naturaleza.